Hay en este edificio un claro afán por atenuar su presencia e impacto visual en un fragmento de la ciudad que ya es de por sí caótico, con su ocupación intensiva, su vínculo a las cercanas vías rápidas de circulación y su posición limítrofe con los límites de la ciudad antigua. Se suaviza la presencia del conjunto mediante la descomposición volumétrica en diversas piezas de organización y geometrías claras. Sobre un zócalo unificador pueden identificarse las tres piezas principales: dos volúmenes de oficinas elevados sobre pilotis, una torre acristalada de 10 plantas ubicada entre ellos y, a sus pies, un basamento pétreo por el que se accede al complejo.
La operación no está exenta de cierta monumentalidad, potenciada con la disposición simétrica con ingreso por el eje central, bajo una marquesina de escala urbana y una escultura flotante de Peleteiro. Por otra parte, hay un uso consciente de los diversos materiales de fachada: desde el vidrio de la esbelta torre, que contribuye a su desmaterialización (evocando, como se indica en las diversas memorias que acompañan al proyecto publicado, la transparencia de la función pública), hasta el cerramiento de paneles de GRC serigrafiado de las oficinas, cuya textura de azules, en clara identificación con el fondo del cielo despejado, contribuye a dotar de cierta ligereza al conjunto. Los dos volúmenes de oficinas son atravesados desde el suelo hasta la cubierta por una franja que alberga los elementos de comunicación y los montantes de instalaciones, manifestándose en el exterior y ejerciendo de contrapunto a la horizontalidad de estos volúmenes. La uniformidad de la matriz de huecos de fachada de oficina y el resto de materiales modulares empleados nos hablan de una especial atención en este proyecto a los sistemas de construcción industrializados.
Tras recorrerse la plaza que el edificio ofrece a la ciudad, se accede a un interior de organización clara: el basamento alberga un salón de actos central y el arranque de los núcleos de comunicación de la torre administrativa y las oficinas; estas últimas presentan una planta diáfana para un uso versátil y se vinculan con la torre central a través de diversas pasarelas que discurren bajo la marquesina monumental.